HISTORIA DE LA AERONÁUTICA

 Dejando aparte las referencias míticas a Décalo e Ícaro o a las alfombras voladoras, en nuestra península el sabio rondeño Abbas Ben Firnás o Ibn Firmas quién aproximadamente entre 852 y 875, se propuso emular a los primeros en su intento de volar. Para hacer posible este sueño una vez se lanzó desde una torre de Córdoba con una enorme lona para amortizar la caída. Por eso se considera generalmente que creó el primer paracaídas (Nacarro Calvo, H, 2011 ). 

 En otro intento se adaptó dos alas recubiertas de plumas y se lanzó al aire desde la Ruzzafa de Córdoba; logró permanecer largo rato en el aire y planeando recorrió alguna distancia, pero los problemas surgieron en el momento del aterrizaje, ya que no acertó a maniobrar adecuadamente y cayó con cierta violencia en el suelo. A aunque el aterrizaje fue malo (se fracturó las dos piernas), el vuelo fue globalmente un éxito, permaneció en el aire una decena de minutos. Fue ampliamente observado por una gran multitud que él mismo había invitado de antemano. Comprendió después su error: tendría que haber añadido una cola a su artefacto. Un tiempo después lo intento desde un alminar de Córdoba en presencia de Mohamed I. Utilizó para su toma a tierra unas varas cuadradas de suelo y bastante fortuna  (Nacarro Calvo, H, 2011 ). 

 Vemos, pues, que se anticipa en el intento seiscientos años con respecto a Leonardo da Vinci que fue considerado como el primero en llevar a cabo esta hazaña. Por este intento, a Ibn Firnas como unos de los precursores de la aviación  (Nacarro Calvo, H, 2011 ). 

Figura 1. Estatua de Abbas Ben Firnás. Fuente: al-andalous.blogspot.com 
 
Tras esta historia que transcendió por Europa, otros experimentadores lo intentaron con desigual suerte, el más conocido como hemos dicho, es Leonardo Da Vinci, aunque nunca consiguió volar y quizás, quien sabe, ni lo intento  (Nacarro Calvo, H, 2011 ). 

 Fue en 1490, cuando Leonardo da Vinci llegó mucho más lejos con sus croquis y breves tratados de aeronáutica basados en concienzudos estudios del vuelo de los pájaros. Sus investigaciones desembocaron esta audaz y categórica afirmación: " Un pájaro es una máquina que funciona conforme a unas leyes matemáticas, y entra dentro de la capacidad del hombre reproducir esa 
máquina con todos sus movimientos". Animado por estas alentadoras conclusiones, el genial Leonardo se dio a la tarea de diseñar proyectos de aeroplanos con alas en forma de murciélago, de helicópteros y hasta de un modelo de paracaídas. Se ignora si logró experimentar alguno de sus aparatos más importantes, pero algunos modernos historiadores de la ciencia afirman 
que parece verosímil que el sabio renacentista haya hecho volar un pequeño 
helicóptero  (Nacarro Calvo, H, 2011 ). 

 A finales del siglo XV, de José Patiño cuentan que voló cruzando el río Alagón entre Plasencia y Coria.  El personaje histórico más sobresaliente, fundador de la aeronáutica, total e injustamente desconocido, fue Fray Bartolomé Lourenço de Gusmao, conocido como el Padre Voador, sacerdote jesuita, el más sabio de todos ellos. Cuando el Padre Voador le atizaba fuego a su ingenio, los famosos hermanos Montgolfier, no habían nacido todavía.  Había nacido en Santos, estado de Sao Paulo, en 1685 y fue Capellán Real de S.M. Joao V. El académico de la Naçao Portuguesa, Francisco Freire de Carvalho, recoge en 1843 su “Petiçao sobre o instrumento que inventou para 
andar pelo ar, e suas utilidades.-Lisboa Somao Thadeo Ferreira 1774”  (Nacarro Calvo, H, 2011 ). 

 “He inventado una máquina con la cual se puede viajar por el aire mucho más rápidamente que por la tierra o el mar. Se podrán recorrer con ella más de doscientas leguas al día, llevar cartas para los ejércitos en los lugares más lejanos; se podrán sacar de las plazas sitiadas, las personas que se quieran, sin que el enemigo pueda impedirlo”  (Nacarro Calvo, H, 2011 ). 

 No hay duda de que la experiencia se realizó el 8 de Agosto de 1709, en el patio de la Casa da India, delante de S.M, de muchos miembros de la nobleza y del pueblo, con un globo que subió suavemente a la altura de la Sala de Audiencias, impulsado por cierto material que ardía y al que aplicaba fuego el 
mismo inventor, para descender según se iba enfriando.  La maquina fue descrita como un gran cesto de mimbre bajo una envoltura de papel, de la que colgaba un brasero encendido; es más, existe una crónica que cuenta como, al bajar, el invento prendió un cortina del salón, con mucha alarma. Gusmao tenía mucha fe en el aparato y previó la aerostación militar, que utilizaría, por primera vez, España en la guerra de Marruecos y llegaría, como él predijo, a las regiones más cercanas a los polos, -como consiguió el ingeniero sueco Andree en 1901  (Nacarro Calvo, H, 2011 ). 

 Diego Marín de Aguilera, vecino de A Coruña del Conde en Burgos, la antigua Clunia romana, la noche de 15 de mayo de 1793, acompañado de su confidente Joaquín Barbero y una hermana de éste, pusieron el gran avión de plumas en la peña más alta del castillo, y desde allí emprendió su vuelo, 
diciendo: "Voy a Burgo de Osma, de allí a Soria y volveré pasados unos días".Alcanzó de "cinco a seis varas" de altura sobre el punto de partida tomando, efectivamente, el rumbo de Burgo de Osma, hasta tomar tierra al otro lado del río después de haber hecho un recorrido de "431 varas castellanas" (unos 360 metros). El motivo del rápido aterrizaje fue la rotura de uno de los pernos que movían las alas. A la mañana siguiente al despertar los vecinos de Coruña y enterarse de lo acontecido en aquella noche emotiva de mayo, se mofaron de su convecino Marín, creyéndole loco, e incendiaron el plumífero aparato.  Apenas tres meses después que se elevara el primer globo de los Montgolfier, 
el físico francés Jacques Charles probó la potencia ascensional de un nuevo gas recién descubierto, llamado por aquella época " aire inflamable ", y que no era otra cosa que el hidrógeno. El 28 de agosto de 1783, Charles, ayudado por los hermanos Robert, dos artesanos mecánicos, lanzó su primer aerostato de hidrógeno que realizó un vuelo de 25 kilómetros con pleno éxito. Sin embargo, 
no faltó el final fuera de programa: al aterrizar el globo fue atacado y destruido completamente por un grupo de campesinos aterrorizados.  Los vuelos con éxito de los primeros aeróstatos crearon un clima de entusiasmo propicio para que se efectuaran las primeras ascensiones humanas. 
 El 21 de noviembre de 1783, los primeros viajeros aéreos humanos de la historia, el joven físico Pilâtre de Rozier y el marqués de Arlande, despegaban de los jardines de la Muerte en la periferia de París. Nueve días más tarde Charles y uno de los Robert se elevaron en su globo de hidrógeno alcanzando la increíble altura para esa época de 3 mil metros, con lo que confirmaron que el vuelo del hombre era ya una maciza realidad. Se cuenta que viendo ascender el globo un escéptico preguntó a Benjamín Franklin, supuesto testigo de esta proeza: "Pero ¿para qué sirve todo esto? " El gran físico y político norteamericano clavó su mirada en él y de inmediato le respondió: "¿Para qué sirve un recién nacido? "  En tanto que el aerostato se difundía rápidamente, uno de los viejos inventos concebidos por Leonardo se convirtió en realidad cuando el 22 de octubre de 1797 el intrépido André-Jacques Garnerin saltó con un paracaídas desde un globo que volaba a gran altura sobre el cielo de París. 
 La última evolución de la aeronáutica coincide con la llegada del siglo XX se dio cima al sueño tan largamente acariciado de obtener un aparato aéreo más pesado que el aire (Nacarro Calvo, H, 2011 ).
 
 Dos pioneros, y a la vez investigadores, Orville y Wilbur Wright, hicieron realidad la aviación, tal vez la invención de mayor trascendencia del siglo XX, que en un puñado de años hizo desaparecer las distancias y convirtió la palabra lejanía en proximidad.  Con aplicación y minuciosidad incomparables, los hermanos Wright estudiaron todo lo que se había hecho antes de ellos en el terreno de la aeronáutica, sacaron sus propias conclusiones y aportaron algunas ideas propias inspiradas directamente en las experiencias de Lilienthal. Su obra fue a la vez síntesis de 500 años de experimentos previos y la piedra angular que cimentó las seis décadas posteriores de fabuloso progreso de la aviación hasta llegar a nuestros días    (Nacarro Calvo, H, 2011 ). 

 En 1900, Orville y Wilbur Wright empezaron a hacer experimentos con planeadores, pero su gran día no llegó hasta el 17 de diciembre de 1903, fecha en que estuvo terminada la construcción de su primer avión: un aparato impulsado por un motor de gasolina de cuatro cilindros y 12 H. P. 
 Fue una mañana fría y con mucho viento... El aparato salió de su hangar y comenzó a moverse... Orville se puso a los mandos... Al principio, el aeroplano avanzó sobre raíles, mientras Wilbur sostenía una de las alas; después se elevó a tres metros de altura, cabeceó, y al final voló pesadamente unos treinta metros antes de tocar tierra. "El vuelo no duró más que unos doce segundos, escribió posteriormente Orville, pero fue la primera vez en la historia del mundo que una máquina portadora de un hombre pudo remontarse al aire por su propia fuerza y volar sin reducción de velocidad para aterrizar finalmente a la misma altura de su punto de partida"  (Nacarro Calvo, H, 2011 ). 

 El avión era ya una indiscutible realidad. En 1905, los hermanos Wright lograron volar durante media hora seguida, cubriendo unas 25 millas. A la vez Henri Faraman, Santos Dumont y otros lograron mejorar considerablemente el invento, el cual siguió una trayectoria de ininterrumpido progreso. En 1911 hizo su aparición el primer hidroavión, debido al norteamericano Glen H. Curtiss.  Dos años más tarde levantó vuelo el primer cuadrimotor del mundo, el "Le Grand" diseñado por el ruso Igor Sikorski. Un español, el ingeniero Juan de la Cierva, ideó el autogiro en 1919, iniciando dos años después sus primeras pruebas en Madrid, que culminaron el 12 de diciembre de 1924, cuando un helicóptero cubrió el trayecto Cuatro Vientos - Getafe en 8 horas 12 minutos, primer vuelo en autogiro de la historia homologado por la Federación Aeronáutica Internacional. Así De la Cierva obtuvo el primer aparato más pesado que el aire de despegue vertical, cuya posibilidad había sido ya 
vislumbrada por Leonardo da Vinci la friolera de más de cuatrocientos años atrás  (Nacarro Calvo, H, 2011 ). 

 Mucho antes de la Segunda Guerra Mundial, ingenieros clarividentes comprendieron que la hélice había alcanzado el límite de sus posibilidades y se dieron a la tarea de buscar una forma de propulsión que permitiera alcanzar mayores velocidades. La encontraron en el motor a reacción, cuyo principio básico había sido enunciado nada menos que en el siglo III a. de C. por Herón, antiguo matemático de Alejandría. Frank Whittle, en Inglaterra, registró sus primeras patentes de turbinas a chorro en 1930 Hans von Ohain, en Alemania, hizo igual cosa en 1935. El 27 de agosto de 1939, el HE-178 alemán construido por Heinkel para el motor Ohain realizó el primer vuelo a reacción 
de la historia. Así, la aviación entró en la senda del motor a chorro que la llevó primero a batir la barrera del sonido y luego a dejarla largamente atrás en numerosos vuelos de prueba. La aeronáutica vive hoy una etapa de plena madurez en que los diseños audaces y modelos de aeronaves fabulosas, tanto civiles como militares, se multiplican profusamente, derribando con puntualidad las barreras del tiempo y la distancia. Sólo otra ciencia afín logra opacarla, y es la de la astronáutica, la cual, comparativamente, a pesar de sus brillantes logros, vive aún una fase inicial que podría corresponder a lo que fue la aviación en tiempos de los hermanos Wright  (Nacarro Calvo, H, 2011 ). 


Referencias 

Navarro Calvo, Hector, 2011. Evolución histórica de los aeropuertos aplicación del para el project  managemwnt de nuevas infraestructuras aeroportuarias. Obtenido de https://www.google.com/url?sa=t&source=web&rct=j&url=https://riunet.upv.es/bitstream/handle/10251/14660/Trabajo%2520Master%2520Edificaci%25C3%25B3n%2520%2520H%25C3%25A9ctor%2520Navarro%2520Calvo%2520-%252030%2520Sept%25202011.pdf%3Fsequence%3D1&ved=2ahUKEwjFhMXnzN7qAhXsYN8KHd8NB3YQFjACegQIAxAB&usg=AOvVaw29WZXsmDkI1hS8dAFDoGQk














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